Las HABILIDADES SOCIALES son los comportamientos eficaces y adecuados que ayudan a las personas a relacionarse satisfactoriamente con uno mismo y con los demás.
La COMUNICACIÓN es un proceso bidireccional para transmitir señales a otros como: información, sentimientos o emociones. Cuando ésta no se maneja con éxito puede obstaculizar, distorsionar o desvirtuar los procesos de diálogo necesarios para la acción.
Ambas son pilares básicos para el bienestar de las personas, ya que el ser humano es un ser social y las relaciones con el entorno resultan fundamentales.
En ocasiones podemos disponer de un déficit de habilidades sociales, ya sean de las básicas como pueden ser escuchar, iniciar una conversación, dar y recibir elogios, las gracias, etc…, o bien de las habilidades más complejas como hacer peticiones, reaccionar ante críticas, expresar emociones, etc. Directa o indirectamente resulta afectada la comunicación.
Esto provoca impedimentos en el transcurso de la vida social y puede resultar muy incapacitante para una persona, afectando a muchos ámbitos de sus relaciones (pareja, amigos, familia, estudios, trabajo o convivencia en sociedad).
Las habilidades sociales y la comunicación son procesos que están muy relacionados con los sentimientos de inferioridad, la inseguridad o LA ASERTIVIDAD. Y es desde esta última que se trabaja más en profundidad, ya que es una capacidad de comunicación que nos permite expresar opiniones y luchar por nuestros derechos desde la empatía y sin dañar al otro.
A mí me gusta ver las habilidades sociales y la comunicación como un hilo conductor, una conexión con el mundo que nos permite entenderlo, y también, poder ser comprendidos.
Cuando este hilo no está en buen estado nos produce frustración, aislamiento e inseguridades.
Pero se puede reparar.
Podemos, y debemos, trabajar sobre nuestra forma de comunicarnos, sobre nuestras habilidades en el arte de lo social. Cuando resulte necesario podemos modular nuestro modo de hacerlo, ya que se aprenden estrategias que resultan eficaces y se practican.
Consiste también en observar los cambios, los avances, las mejoras y los resultados.
Y en algo muy importante, en tener en cuenta quién tenemos delante y nuestro objetivo.
Nuestras habilidades sociales y nuestra forma de comunicación provienen de procesos de aprendizaje que se inician desde la infancia y nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida. Por ello están muy relacionadas con nuestra personalidad, con lo que pensamos y lo que sentimos. Son comportamientos, verbales y no verbales, que nos representan. Por tanto, tenemos que conocerlos y cuidarlos.
Ana Sainz-Pardo
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