Son como un hilo conductor, una conexión con el mundo que nos permite entenderlo, y también, poder ser comprendidos.

La inseguridad y la indecisión se entrenan, se mejoran y se superan. No son oír, ver y callar.

Cada familia es única, y es nuestro primer contexto de socialización. Es el primer clima emocional en el que vivimos.

Trabajar el apego es observar los lazos, escuchar sus historias, acompañar para entrelazar y desenredar lo que sea necesario.

Cuando queremos hacer algo muchas veces lo hacemos y listo. Otras veces, sin embargo, nos cuesta actuar. Estamos ante una decisión.